LOS RABANITOS



El rábano es una hortaliza de las que merece la pena cultivar en casa.

Son tiernos, sabrosos, ligeramente picantes y se pueden cosechar a las pocas semanas de sembrarlos.
Se van entresacando a medida que se les ve engordar y dejando sitio para los que quedan. De esta forma pueden sembrarse muy juntos y se aprovecha el espacio a tope.

Si se prepara la cajonera con tierra de cultivo y se riega regularmente, crecerán a gran velocidad y es una grandísima satisfacción asomarse a la puerta o a la ventana y recoger los rabanitos para la ensalada.

Quedan bien con la lechuga, la rúcula, el tomate, la zanahoria, el apio…

ensalada con rabanitos
Su principal componente es el agua, pero contienen también vitamina C y algunas del grupo B, también minerales como el yodo, calcio, potasio y fósforo.
Sus propiedades terapéuticas se deben fundamentalmente a los compuestos azufrados que contienen.
Son diuréticos y ayudan a prevenir la indigestión y las flatulencias por lo que resultan muy bien en ensaladas con lechuga.
También pueden encurtirse o conservarse en vinagre (ver aquí).
¡Y mira que son bonitos!
Sus hojas también son comestibles y, cuando son jóvenes, deliciosas. Admiten el mismo tipo de cocina que las espinacas. Pueden cocerse y aliñarse, saltearse con ajo, usarse en tortillas, añadirse a purés de verduras o prepararse  cremas muy ricas.

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