LA LECHE Y EL CALCIO

Leche

El calcio es uno de los minerales imprescindibles para el ser humano.
Además de formar parte de nuestro esqueleto y de nuestros dientes, realiza otras funciones de interés vital tales como:
  • Permitir la coagulación de la sangre
  • Ayudar en la contractibilidad de los músculos, entre ellos el corazón, regulando la frecuencia de sus contracciones.
  • Influir en la excitabilidad de las células nerviosas
Por todo ello, es muy importante que no falte en nuestra dieta.

Niña con esqueleto en el cole

Nuestro esqueleto  lo almacena pero no en una cantidad fija y constante: guarda cuando sobra y libera cuando se necesita en otra parte. Esta movilización del calcio la regulan ciertas hormonas.
Para poder fijarlo y almacenarlo, necesitamos la vitamina D que se forma principalmente en nuestra piel gracias a los rayos ultravioleta del sol.

El calcio se encuentra en muchísimos alimentos. Los que más nos aportan son: la leche y sus derivados, las frutas y las verduras. Para una información más completa sobre qué alimentos nos proporcionan calcio, ver: El calcio y la dieta.
Del calcio que ingerimos con los alimentos, nuestro cuerpo solo absorbe y utiliza aproximadamente el 40%. El resto, lo expulsamos a través de la orina y de los excrementos.

PROBLEMAS DE LA FALTA DE CALCIO
  • Si nos falta en la infancia: raquitismo, huesos arquedados
  • Si la carencia es en la edad adulta: descalcificación y osteoporosis, fracturas de huesos, calambres, espasmos musculares y alteraciones del ritmo cardiaco
Para evitar estos problemas, los expertos recomiendan:
  • Una dieta como la mediterránea, rica en frutas, hortalizas, pescado, aceite de oliva, legumbres... y pobre en grasas saturadas.
  • Tomar el sol durante unos cuantos minutos en las horas centrales del día y estar al aire libre para que se forme vitamina D
  • Realizar ejercicio (moderado  cuando se es mayor: caminar vale) para que se movilice el esqueleto y se estimule la reposición.
La botella de leche. Öleo de L.G.Mayo

¿LECHE SI O LECHE NO?

La leche es, junto con los huevos, uno de los alimentos más completos que existen.

Nos aporta vitaminas (B12, A, D, E,...), proteínas y minerales (sobre todo calcio y fósforo)
En la edad adulta, conviene tomarla semidesnatada que es pobre en grasas saturadas y las personas con problemas de colesterol, desnatada.

El yogur y los quesos frescos, no deben faltar tampoco en una dieta completa y equilibrada.
El yogur contiene menos lactosa y es un alimento muy rico y saludable pese a no poseer las virtudes milagrosas que algunos le atribuyen.

Hay muchas teorías (la mayoría de ellas peregrinas y todas ellas sin ningún fundamento científico) que nos dicen que el consumo de leche no es bueno. Aducen algunos que por algo los niños dejan de tomar a cierta edad leche materna.
Pues si, dejan de tomarla por varias razones: porque detrás vienen otros niños (sobre todo antiguamente, que los hijos llegaban encadenados unos a otros) que también quieren teta y porque llegado un momento (hacia los seis meses), la leche materna sola ya no le es suficiente al bebé para una alimentación completa.

Madre con hija. Tinta de L.G.Mayo

La leche materna y la leche de vaca no son iguales ni tienen las mismas propiedades por lo que no tiene nada que ver el destete con el posterior consumo de leche y productos lácteos.

La leche materna es de más fácil asimilación y digestión para el bebé, contiene lactoalbúmina y en general, menos proteínas que la de vaca, contiene abundante lactosa y el triple de colesterol que la de vaca, más fósforo y ácidos grasos no saturados.

Vaso de leche

La leche de vaca contiene caseína y ácidos grasos saturados, menos lactosa que la materna  y más micronutrientes minerales.

La leche es, sin duda, un extraordinario alimento: contiene todos los nutrientes en mayor o menor cantidad: proteínas de alta calidad, grasa, hidratos de carbono, vitaminas y otros minerales además del calcio. En una dieta normal destinada a un adulto de edad y actividad media, entrarían unos 250g de leche diarios.

Comentarios

OTRO DÍA PERFECTO ha dicho que…
Hola Ruqui... Sí, éso es lo que se viene escuchando últimamente, que no es bueno consumir leche ni lácteos... Yo suelo tomarla sin lactosa, porque se escucha que es mejor, aunque "creo" que en general a mi no me sienta mal la leche.. No sé... Hay mucha leyenda al respecto. Habrá que seguir investigando aunque tu teoría me ha gustado. Tus dibujos también ;)
Muchas gracias por esta entrada tan interesante.
Un beso grande!!
Lidia ha dicho que…
Gracias a ti Lara. Si que es verdad que se escucha eso continuamente y ese tipo de teorías sin fundamento puede hacer mucho daño. La lactosa de la leche sienta mal solo a las personas con el problema genético de intolerancia a la lactosa (u otros problemas específicos) pero no al resto. Hace mas de 7.000 años, unido a la aparición de la ganadería, se dio la mutación genética en el ser humano que le hizo apto para el consumo de leche más allá de la infancia por lo que no tiene sentido mantener que la lactosa es perjudicial. Un beso, preciosa
Sandoa ha dicho que…
Tienes razón Ruqui, el calcio es necesario. Pero lo que si es verdad es que las leches de vaca,cabra,oveja.......tienen el mismo fin que la humana, amamantar a su cria.
Es el hombre el que prolonga esa producción de leche quitandole a su cria para que no mame, y asi no baje la produccíon de leche que se consigue con un ordeño continuo. Te lo dice la hija de un ganadero que se ha criado entre vacas lecheras jaja. Yo tomo productos lacteos y le doy a los niños leche a diario, pero todo eso me hace pensar, y por supuesto creo que como la leche materna no hay ninguna para un bebe, ya que contiene todo lo que un niño necesita en cada momento, al igual que la de otros animales para sus crias. Y tambien creo que el calcio se consigue de multiples alimentos como tu nos indicas, y que la leche no es tan imprescindible como pensamos, aun asi no creo en todos esos perjuicios de los que se habla, simplemente creo que es un alimento más entre todos los que tenemos.
Me ha encantado hablar contigo de este tema.
Un beso guapa.
Lidia ha dicho que…
Hola Sandoa: muchas gracias por comentar y así enriquecer el artículo con tus opiniones y dar lugar para la reflexión. Yo pienso como tú: es un alimento más (pero muy bueno y completo) y en caso de intolerancia u otro impedimento puede sustituirse por otros. Lo que ocurre es que no debemos permitir que los grandes intereses económicos (guerra de la vaca y la soja por ejemplo.) ajenos a nosotros, humildes consumidores, nos manipulen y nublen nuestra razón. Un abrazo
Maria ha dicho que…
Estoy de acuerdo tanto contigo como con Sendoa.
Esa guerra contra la leche no me gusta. Yo soy de consumir muchos lácteos porque me gustan y porque me crié consumiéndolos, y hasta aquí y voy cumplir 59 años gozo de una buena salud. Lo mismo puedo decir de mis padres y abuelos. En concreto uno de ellos,que era alcohólico, en cuanto dejó el alcohol se pasó a la leche ( la entera, si esa que no tenía control alguno) y fue la que lo mantuvo vivo durantes muchos años dado que era lo único que tomaba. Murió con 89 años.
Un fuerte abrazo, Ruqui.
Lidia ha dicho que…
Hola Ohma, me alegra mucho saber que piensas así y te agradezco que cuentes tu experiencia personal. En mi familia afortunadamente, también hubo siempre un buen consumo de leche y derivados (era un privilegio antiguamente tener una vaca lechera, asegurabas que tus hijos crecieran sanos y fuertes) y como tú dices, gozaron de buena salud hasta que se murieron de viejos. Lo de consumirla entera sin desnatar, pienso que depende de la cantidad de grasas saturadas que ingieras a mayores. Antiguamente, poca carne y grasa se consumía y la poca que había venía muy bien porque el trabajo era físico y requería calorías. Hoy día, con la vida tan sedentaria que hacemos y las tensiones y los colesteroles disparándose al mínimo descuido, creo que sí conviene tomarla semidesnatada. En casa de mis abuelos de todas formas, le retiraban la nata para hacer mantequilla. Un beso
Rosa ha dicho que…
Una entrada muy interesante, como siempre.
Un beso